Thursday, September 01, 2005


CENIZAS ILUMINADAS

La personalidad de los sadhus es muy carismática y encanta a quien tenga la oportunidad de conocerlos y compartir alguna enseñanza espiritual que su cultura religiosa pueda ofrecer. Existen algunos que aman ser fotografiados, demuestran sus habilidades en yoga, y caminan orgullosos y felices bendiciendo a quien se les cruce por delante.
Como tales, son considerados seres iluminados, capaces de dar luz donde exista oscuridad espiritual, los fieles se les acercan para recibir sus bendiciones, muchas veces la emoción llega a las lágrimas, son especialmente respetados y amados por esta cultura. Caminan como dioses entre multitudes de coloridos vestidos en las congestionadas calles de La India.
Cuando miran a los ojos, profundizan el alma y leen los que otros no pueden, sonríen o enfrentan con simples preguntas que sacuden el espíritu y nos hacen limitarnos a nuestra realidad humana, tan llena de expectativas materiales que sólo cuando miramos a ellos, cubiertos tan sólo por cenizas sagradas y con una amplia sonrisa, nos enseñan que la felicidad está en el corazón, que sobre pasa vestimentas o el mundo material. Nos recuerdan que la Iluminación es una meta universal del ser humano, no sólo de La India, que caminos hay muchos y el de los sadhus, sólo es uno más...


Para comprender un poco más sobre La India, es necesario imaginar el contexto animista en el que se inserta su sociedad, es decir, nos adentramos en un mundo donde no es extraño observar que los árboles, animales o montañas se transformen en entidades divinas. Existe la creencia que todos los elementos que rodean el espacio del hombre poseen un carácter sagrado.
Esta condición es extendida también sobre los mismos hombres que, como entes también espirituales, buscan la Iluminación.
La sociedad entera tiene un ideal sagrado de espiritualidad, aunque pocos la entienden, y si lo hacen, pocos la logran alcanzar.
La Iluminación, sería un estado entendido como un conocimiento absoluto de la vida sin ninguna modificación mental, entre otros muchos aspectos que se refieren a ella.
Aunque corresponde a un ideal de toda la cultura de India, desde el punto de vista hindú, sólo es alcanzada por aquellos que después de muchas reencarnaciones han logrado desprenderse de todo apego a este mundo concreto o maya. Un concepto que se entiende a algo así como un Matrix occidental.
El sendero espiritual, tiene varias alternativas, entre ellas, está el camino del Sadhu o el hombre sagrado hindú. Dicen, que es un camino rápido, puesto que implica tanto desprendimiento a las cosas de “este mundo”, que muchos de ellos pasan hambre o se someten a impensables sacrificios físicos para lograr el estado de iluminación..
Es un camino lleno de restricciones y de duro aprendizaje, que inspira y que ha creado durante siglos a los santos de La India.

Son infaltables aquellos que optan por esta calidad de vida sólo para alejarse de algún problema personal o no trabajar y así, dedicarse a mendigar sus alimentos, usando atuendos o símbolos religiosos de poder.

RENACIMIENTO
Los sadhus son considerados sagrados, incluso a veces, como reencarnaciones de las mismas divinidades. Han cortado con todo vínculo que los unía a su pasado o a los hombres ordinarios, como el de la familia y a toda pertenencia material.
Su existencia nace casi paralela a la historia de la India hace más de 4 mil años. Existen sedentarios e itinerantes, todos ellos igualmente reconocidos con diferentes objetivos. Los sedentarios tienen un contacto menor con la sociedad y generalmente se retiran a las soledades de desiertos o montañas para meditar. Los itinerantes o nómades practican el desapego a las personas y a los lugares, quedándose sólo un tiempo determinado por ellos mismos. Hacen de consejeros en los pueblos que visitan y bendicen las casas donde reciben los alimentos que mendigan.
Todos ellos, se basan en las mismas reglas como es, la pureza de pensamiento, ayudada por la meditación diaria, sentido de contentamiento o resignación, austeridad, el estudio de las escrituras, la alabanza a sus dioses y la vida pacífica.
Ellos deben nutrirse con una dieta sencilla, en el pasado esto sólo se reducía al paroti, o pan tradicional de esta cultura, con esto era suficiente para sobrevivir. Jamás debían llegar a mendigar en medio de una cena, sólo cuando las familias hubieran terminado, así estos recolectarían sólo las sobras y no se acostumbrarían a las comodidades de los hombres ordinarios.

Sus vestimentas varían desde el blanco para los renunciantes, el azafrán que representa la castidad, amarillo o el rojo que generalmente se deduce de las prácticas tántricas.
El color depende de la secta, y a veces incluso, andan desnudos como los sadhus nagas quienes sólo se cubren el cuerpo con cenizas del fuego sagrado que siempre les acompaña, además les sirve de desinfectante natural y los protege del frío y del calor.

Todo sadhu debe realizar un rito de iniciación, en esta oportunidad los neófitos o principiantes, sufren una especie de muerte simbólica, la única forma de decir adiós al mundo del pasado lleno de placeres y ataduras de todo tipo que dificulta el renacimiento a una vida divina.
Como un recién nacido, los practicantes se rasuran la cabeza y en solemne caravana junto a otros iniciados, caminan hacia el río Ganges, aquel que nace en los cielos que colindan con las alturas del Himalayas, venerado por toda la cultura del hindustán. Aquí se sumergen en un baño sagrado que los purificará de todo pecado.
Al rito de iniciación, sigue lo más importante, la enseñanza bajo la guía de un Maestro, otro sadhu de mayor edad y sabiduría quien pasará a convertirse en padre y madre para el neófito y quien traspasará todo el conocimiento a su discípulo.
En muchas ocasiones, el encuentro con un Maestro puede llegar a ser tan emotivo que las lágrimas estallan de alegría y emoción. Se cree que el nuevo vínculo los unirá eternamente, así, para muchos de ellos es sólo un reencuentro más de muchas otras vidas. Tanto discípulos como gente común y corriente demuestran gran respeto y devoción por estos gurús, considerados santos y muy unidos con la divinidad.

CAMINO DEL YOGA
Los sadhus son grandes yoguis. Sus prácticas diarias de Yoga se convierten en un verdadero ritual, donde en cada asana o postura física se conectan con el Espíritu Divino. Además del yoga, también realizan votos de castidad, y ayunos. Algunos no hablan durante largos meses o sólo beben agua como alimento.
Otro modo de limpiar sus karmas es el sometimiento a torturas físicas inimaginables. Es posible observar a alguno de ellos estar de pie durante años y a veces tan sólo afirmados en un pie. Existe un grupo que se mutila el pene y realiza demostraciones de fuerza cargando pesados objetos.
En 1989, en el sagrado festival de Kumba Mela, un sadhu comenzó un doloroso sacrificio que duraría 14 años, mantiene su mano derecha en alto, provocándose una malformación de los huesos del brazo y las uñas de los dedos han crecido desde entonces dando un aspecto desgarrador. Todo ellos, justifican sus torturas por amor a los dioses y en nombre de la espiritualidad.

Junto a tales sacrificios, existe uno considerado como sagrado y representa una forma de emular a Shiva, deidad principal que es venerada por estos ascetas. Este dios es tanto señor del yoga, como señor del hashis. Siempre representado con sus ojos a medio cerrar, símbolo de estar en un constante estado alterado de conciencia. De este modo, no es extraño observar a muchos sadhus ingerir el sagrado hashis que mezclan con tabaco en las puertas de baño en la ciudad sagrada de Benares o la actual Varanassi.
Es un dios dual, ya que en su misma naturaleza ha encontrado el equilibrio perfecto entre masculino y femenino. Así, en muchas regiones del país, se honra como una diosa y en otras, como a un dios. Es el creador y destructor al mismo tiempo, representa al eterno ciclo de muerte y resurrección.
Otro aspecto imitado por los sadhus es el de usar largas rastas en el pelo, a mayor longitud mayor poder radica en el santo. Muchos de ellos llegan a tener rastas de más de 5 metros de largo. Se cubren los cuerpos desnudos con cenizas del fuego sagrado que siempre les acompaña, signo del Espíritu eterno que siempre está activo e interactuando con la realidad terrena.
Al igual que Shiva, los sadhus, especialmente los nagas, andan completamente desnudos como muestra de un desapego absoluto con el mundo material del maya o el mundo de la Ilusión, donde viven la mayoría de los hombres ordinarios.
A esta divinidad se la representa casi siempre sentado sobre una piel de tigre, simbolizando el control sobre el mundo animal. En su frente se dibuja una luna nueva y de fondo una luna llena, indicando la relación de esta deidad con la fertilidad de la tierra, convirtiéndose entonces, en un dios luna

DE GUERREROS HASTA MUJERES
Se calcula que existen alrededor de 4 millones de sadhus en la India, aunque en otros tiempos se cree que este número habría sido considerablemente mayor. Hoy, se encuentran repartidos en un gran número de sectas, sin embargo, siempre con un mismo objetivo, que es lograr el estado de iluminación.
Los sadhus Nagas o guerreros, en otra época se convirtieron en temidos luchadores contra otras sectas y otras religiones como la de los musulmanes. Se hicieron famosos por luchar contra la represión británica en tiempos de la Colonia Inglesa. A veces, se les puede observar portando armas como palos o cuchillos, sien embargo, corresponde a un uso más bien ornamental.
Otra secta famosa es la de los yoguis, quienes adquirieron con el tiempo un camino tántrico y veneran además a Vishnu y al Dios Hanuman.
La religión sikk, tuvo en sus comienzos a sus propios sadhus, hoy en día se rigen más por las costumbres hinduistas, y dentro de su panteón agregaron a Nanak, el famoso gurú que dio inicios a la religión de los sikk.
Los ramandis, son sadus que han seguido la filosofía de Ramajuna en los siglos de la era medieval.
Existe además, una secta que emula todas las características mortuorias de Shiva. Habitan en las puertas de las cremaciones, sus cuerpos los llenas de cenizas de los muertos que aquí se queman. Utilizan huesos humanos y mantienen un contacto con los espíritus del inframundo. Generalmente beben alcohol y no respetan las dietas vegetarianas, e incluso en un tiempo se les acusó de canibalismo. Muchas veces, fueron encontrados meditando sobre cadáveres.
Otra secta interesante es las que forman las mujeres. No es una secta propiamente tal, pero difícilmente entran en las de los hombres, por considerarlas peligrosas en cuanto a tentar los votos de castidad. En todo caso, desde el punto de vista jerárquico de sadus se hallan por debajo de la de los hombres.
Se les denomina Sadhvis, en su mayoría son ancianas, ya que después de enviudar y haber criado a los hijos, deciden dedicarse a la vida espiritual. Sin embargo, hay muchas jóvenes que se sienten llamadas a esta vocación, aunque deban luchar contra el sistema social.
La condición femenina en la India está muy menospreciada y se cree que las mujeres debieran reencarnar nuevamente en un alma masculina para sólo entonces poder llegar a iluminarse. Sin embargo, han existido grandes santas a lo largo de la historia religiosa hindú, que demuestran lo contrario, se las conoce como Matajis o reverendas Madres, generalmente muy amadas por todos debido a su inmensa compasión hacia todos lo seres del mundo.




















Wednesday, August 03, 2005


Los sentidos son sobre estimulados, todo es tan distinto...Cuando llegas desde tu cultura occidental, cuesta comprender que uno se irá adentrando en un mundo tan antiguo como La India. Me vi fascinada observando esas telas de seda, teñidas con colores naturales, sacados, casi siempre, de la naturaleza.
No exitse una moda específica, y es que en India, el saree ( tela de cinco metros que se enrolla graciosamente en los cuerpos de las indias), está de moda hace miles de años... Sin embargo, existen diferencias en el cómo usarlos o enrollarlos alrededor del cuepo, y esto varía de un estado a otro. Cada área además, tiene sus diseños específicos. Como las faldas en los antiguos clanes escoceses.

Monday, August 01, 2005

Los sadhus o hombres santos de India son los ascetas más atractivos para quien llega por primera vez a India. Ellos van siempre desnudos, con sólo tapabarros y cubierto el cuerpo con cenizas del fuego sagrado que siempre les acompaña. Al iniciar su camino renuncian al mundo material, por lo tanto, a todo aquello que les vincula con lo mundano. Se rapan la cabeza al convertirse en neófitos, generalmente, en fechas de Kumbh Mela. Luego el tiempo le va haciendo rastas en sus cabellos que llegan a medir hasta impresionantes 5 metros de largo. Se retiran a las soledades de cuevas perdidas en los Himalayas y muchos realizan sacrificios físicos para, según ellos, limpiar sus karmas y así, acelerar su camino hacia la Iluminación.
En la idiosincrasia india, todavía se considera a la mujer como una reencarnación inferior. Es muy dificil poder ver a una mujer santa o sadhu. Se les conoce mejor como Madres, y generalmente ofrecen sus servicios a la divinidad luego que han quedado viudas o ancianas, cuando la familia ya se les ha ido.

Wednesday, July 27, 2005

Este pico de montañas es una de las alturas más alta de los Hymalayas. Se llama Machapuchare y le apodan "el cola de pez", si bien no es el más alto, es uno de los más impresionantes. Se cree que tiene una especie de maldición, ya que muchos montañistas que han intentado escalarlo han sufrido accidentes mortales, con tormentas y vientos fuertísimos. La Paramount pictures, utiliza su imagen al comienzo de las películas, ¡fíjense!
Ante todo, creo que tiene un espíritu poderoso que lo está cuidando. Me encantaba observarlo desde mi balcon en el pueblo de Pokara en Nepal. Es un pueblo que se ha detenido en el tiempo, fue punto de reunión de los primeros hippies que llegaron en los 60. Seguro que tuve una encarnación ahí porque me quedé literalmente, pegada un mes. Después de andar casi 6 meses recorriendo la India, sólo me instalé tres semanas en Varanassi. Fue el período más largo de estadía, porque el resto me lo pasé sobre trenes y buses repletos, mejor dicho micros. Quería estar en "Todas"...las ciudades y pueblos que había escuchado, quería conocer la tierra de Yogananda, abrazar a Amma en Kerala, escuchar junto a cientos de monjes las enseñanzas del Dalai Lama, escalar montañas, ver tigres de Bengala y dormirme mirando el cielo estrellado de luciérnagas mágicas en los parques de Nepal....Y bueno, se paga la cuenta, el cansancio en fin, necesitaba descansar un mes, y simplemente no moverme más. Cuando llegué a mi pieza, que se convertiría mi hogar, escribí lo siguiente: "desde mi balcón se abre un lago cristalino de color casi negro, a lo lejos montañas muy altas se iluminan con rayos gigantezcos que anuncian la tormenta. Las nubes se precipitan sobre el lago y se aproximan al pueblo amenzantes como soldados de un ejército. Sin embargo, uno espera contento el encuentro, la lluvia fuerte sobre tu rostro cansado...ojalá todos los seres del mundo pudieran disfrutar de esta sensación..."


Monday, July 25, 2005

Una estación de trenes en India puede convertirse en una verdadera aventura. Aprendes a llegar con anticipación, y comprendes que si tienes reservado un asiento, esto no importa, a la hora de subir, ¡es la guerra!
Una vez arriba, difrutas de tu asiento para dos con una familia de 7 indios. Pasas a convertirte en el centro de atención con miradas penetrantes, estudiando tu ser intensamente. Luego te acostumbras al espacio, logras escribir unas líneas o leer un libro con un chico a 20 centímetros de tu cara. Luego ya formas parte de la familia. Te preguntan el clásico cuestionario: el nombre, el país y si estás casado. Incluso venden unas poleras que usan los gringos, en su mayoría con estas palabras: "Jhon, USA, Not Married", es decir, Juan, EEUU y soltero. Terminas con ganas de comprártela, pero en India de mochilero te pones muy avaro con todo, y una polera a lo "T-shirt" estaban al final de mi lista de necesidades.
Pueden pasar varias horas arriba de los vagones, si tienes la suerte de irte junto a una ventana el paisaje va cambiando lentamente, con campos de arroz y mujeres cosechando a lo lejos, vestidas con coloridos sarees que flamean como banderitas a la distancia. Siempre erguidas y delgadas, como sabiendo que Dios las hizo bellas para el mundo.
Llega la noche y el movimiento a lo cuna del tren, te va meciendo hasta cerrar tus ojos, entonces, te vas a otros mundos, quizás saludas a tu madre en casa, pero este viaje dura muy poco, un brusco remesón en tu espalda te hace volver a esta realidad extraña, hombres vestidos con telas, rostros oscuros, sonrisas muy blancas... seguirá



Benares, o la ciudad sagrada de Varanassi, siempre mística con su niebla al amanecer, cuando los rayos de sol comienzan a iluminar las ghats(o entradas al rio) que dan a orillas del río Ganges que comienza su recorrido de cientos de kilómetros en las alturas del Himalaya.Personas de todos los rincones de India vienen a peregrinar a esta ciudad, se sumergen en sus aguas, que para muchos es la más contaminada del mundo. Lo que produjo en mí este lugar fue distinto, sentí su espacio sagrado y sin importar los comentarios mojé mis rostro con sus aguas turvias. Me quedé por largas horas sentada a la orilla, sólo observando la gente, los colores infinitos impensables para occidente. En la superficie se observan corrientes extrañas que de pronto giran en sentido contrario. Pude ver un pez grande moverse como un cetáceo, luego supe que una especie muy antigua de delfín habita en sus aguas.
Al anochecer, si logras organizarte para llegar en luna llena, es un verdadero espectáculo para la vista y el alma, la ribera se torna azul y brillan sus aguas a la luz de luna junto a las miles de velitas que flotan en la orilla cargadas con ofrendas de los fieles.